El nombre de Benjamin Massing no es fácilmente recordado en el fútbol, pero pocos pueden olvidar su figura en el partido inaugural del Mundial de Italia en 1990.
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Es esa imagen la que lo acompañó durante toda su carrera y ahora se menciona tras su muerte el fin de semana a los 55 años.
El defensor camerunés no tuvo reparos en dar una de las patadas más brutales en la historia de los Mundiales al argentino Claudio Caniggia para proteger la mínima ventaja de su selección, acción que a la postre resultaría decisiva para la histórica victoria sobre la Albiceleste.