Barranquilla

Bojayá, Guimake y Aracataca: tres territorios hablan de sus avances como comunidades energéticas

Desde la Sierra Nevada de Santa Marta hasta Chocó a lo largo del país se está comenzando a democratizar el uso de energías renovables.

Bojayá, Guimake y Aracataca: tres territorios hablan de sus avances como comunidades energéticas .
Lina Robles- Publimetro Bojayá, Guimake y Aracataca: tres territorios hablan de sus avances como comunidades energéticas .

En noviembre, Santa Marta fue escenario de la Cumbre de Transición Energética, un evento organizado con el respaldo de la Fundación Pares y el Ministerio de Minas y Energía. En este marco, PUBLIMETRO dialogó con representantes de tres iniciativas destacadas en transformación energética sostenible, ubicadas en Aracataca y Guimake (Magdalena) y Bojayá (Chocó).

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“Somos la primera comunidad energética educativa en Bojayá, Chocó”: rectora Mena Cuesta

Ludys Luciel Mena Cuesta, rectora del Instituto Educativo Agrícola (IEA) de Bojayá, Chocó, lidera con orgullo un proyecto transformador: la creación de una comunidad energética que ha revolucionado la vida en su institución y en el corregimiento de La Loma.

“Este proyecto ha sido una bendición para nuestra comunidad y nuestra institución”, comenta la rectora. Gracias a la instalación de 30 paneles solares, baterías e inversores, el colegio ahora disfruta de energía 24/7, algo que antes parecía inalcanzable. “Hoy los estudiantes pueden permanecer en las aulas cómodamente, con ventiladores, computadoras y otros recursos que hemos adquirido con fondos de gratuidad”, detalla.

El mantenimiento del sistema está a cargo de dos docentes y un administrativo capacitados, lo que garantiza su funcionamiento continuo y responsable. Este cambio ha mejorado significativamente las prácticas de aula, reduciendo la deserción escolar y proporcionando un ambiente más favorable para el aprendizaje.

De la oscuridad a la innovación

Mena recuerda con nostalgia los tiempos en que el colegio carecía de energía. “Cuando era niña, estudiábamos con velas o lámparas de petróleo. Más tarde, llegó una planta diésel que solo funcionaba durante siete horas diarias, pero no coincidía con el horario escolar”, explica. Esto impedía a los estudiantes experimentar avances básicos como el uso de una impresora.

Con la llegada de los paneles solares, todo cambió. “Hoy los niños pueden imprimir, fotocopiar, usar televisores y escuchar música. Antes, hasta cargar los pequeños bafles para los ensayos de danza era un problema. Ahora, tienen un grupo de danzas fortalecido y más motivado”, añade.

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La instalación de los paneles solares también ha beneficiado a la comunidad en general. Durante las fiestas del 12 de octubre, el colegio se convirtió en un lugar de hospedaje digno para visitantes, quienes pudieron disfrutar de ventiladores y energía constante.

La rectora destaca el apoyo del Gobierno Nacional en esta iniciativa. “El presidente y la vicepresidenta visitaron nuestra institución, algo que la comunidad jamás imaginó. Fue un momento histórico y emotivo para todos”.

Ubicado a hora y media de la cabecera municipal y a cuatro horas de Quibdó, La Loma enfrenta altos costos de transporte y aislamiento geográfico. Sin embargo, la rectora asegura que este proyecto ha permitido visibilizar a su institución y a su comunidad.

“Estamos orgullosos de ser pioneros en la implementación de energía solar en el ámbito educativo. Gracias a este avance, nuestra institución y nuestro corregimiento están en la vanguardia nacional e internacional”, destacó Mena.

Ludys Luciel Mena Cuesta, rectora del Instituto Educativo Agrícola (IEA) de Bojayá, Chocó.
Lina Robles- Publimetro Ludys Luciel Mena Cuesta, rectora del Instituto Educativo Agrícola (IEA) de Bojayá, Chocó.

Conectando Tradiciones Ancestrales y Transición Energética: Entrevista con Dugunawin Gwimale, enlace arhuaco

Dugunawin Gwimale, enlace arhuaco.
Lina Robles- Publimetro Dugunawin Gwimale, enlace arhuaco.

En el corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta, Dugunawin Gwimale desempeña un papel clave como enlace del pueblo arhuaco de la comunidad energética de Guimake. Su misión es actuar como un puente entre las tradiciones ancestrales y el mundo moderno. Durante nuestra conversación, nos llevó a reflexionar sobre los desafíos y oportunidades que enfrenta su comunidad.

“Estamos ubicados en la cuenca del río Aracataca. Para llegar a nuestra comunidad, se debe viajar hasta Aracataca y luego continuar hacia Guimake, un espacio que representa la unión de los jóvenes en la búsqueda de fortalecer el conocimiento ancestral y preservar las tradiciones milenarias”, explicó Dugunawin.

Según él, este esfuerzo surgió ante la creciente influencia de las escuelas occidentales, que priorizan conocimientos ajenos a su cosmovisión. “Nuestra comunidad decidió respaldar y resguardar el saber ancestral con el apoyo de los mamos”.

La transición energética justa desde una perspectiva ancestral

Cuando se le preguntó sobre cómo su comunidad se vincula con la transición energética, Dugunawin explicó: “Nosotros buscamos analizar cómo estas iniciativas pueden preservar nuestra identidad y tradiciones, y, sobre todo, qué tan justas son con la naturaleza. Antes de pensar en nuestras necesidades humanas, evaluamos si las soluciones son sostenibles con el medio ambiente”.

Actualmente, la comunidad no cuenta con paneles solares, pero prioriza la conservación de la naturaleza. “Entendemos que sin un ecosistema saludable no hay vida. Nos preocupa cómo estas tecnologías impactarán a largo plazo. Es fundamental realizar estudios profundos sobre los efectos en el ecosistema antes de implementarlas”.

Dugunawin también destacó cómo los cambios en el clima han afectado a la Sierra Nevada y otros territorios. “La gente ahora parece entender lo que nuestros abuelos nos han dicho durante siglos: la naturaleza está viva y debemos cuidarla. La extracción de recursos y el desarrollo mal planificado han causado un daño significativo”.

Subrayó la importancia de incluir a comunidades indígenas en debates globales. “Nuestra participación puede garantizar que estos procesos sean realmente sostenibles y evitar repetir los errores del pasado”.

En relación con su experiencia en la reciente cumbre, Dugunawin señaló: “Es importante dialogar sobre estos temas, pero creo que también sería valioso realizar una cumbre en la montaña, rodeados de naturaleza. De esta manera, podríamos vivir de cerca la energía que tanto buscamos preservar”.

Al cierre de la conversación, Dugunawin reafirmó su compromiso con la preservación de la cultura arhuaca y el equilibrio con el entorno natural. Su visión es un recordatorio poderoso de que la transición energética debe considerar no solo aspectos tecnológicos, sino también el respeto por las tradiciones y la sostenibilidad ambiental.

Casa Matiz: Un refugio biocultural en el corazón de Aracataca

En el vibrante corazón de Aracataca, la tierra que inspiró el universo de Gabriel García Márquez, Casa Matiz emerge como un faro de conservación biocultural. Su director cultural, Antonio “Tony” Fernández, nos cuenta cómo esta organización se ha convertido en un referente en la protección del patrimonio cultural y natural del Caribe colombiano.

Antonio Fernández, Casa Matiz en Aracataca.
Lina Robles- Publimetro Antonio Fernández, Casa Matiz en Aracataca.

Casa Matiz se dedica a la preservación del patrimonio cultural y ambiental, enfocándose en la conservación de especies emblemáticas como las mariposas amarillas, símbolo del universo macondiano, y el árbol de cavanillesia, conocido como árbol de Macondo. “Nuestro objetivo es rescatar no solo las expresiones artísticas y ancestrales de la región, sino también la biodiversidad que caracteriza a este territorio único”, explica Fernández.

El mariposario Inés, ubicado en una histórica calle de Aracataca, es un ejemplo de este esfuerzo. Allí, visitantes pueden explorar el proceso de vida de las mariposas y aprender sobre la recuperación de especies amenazadas, como la morfo azul, que encuentra refugio en el Guayacán trébol, un árbol crucial para su metamorfosis.

Además de su labor ambiental, Casa Matiz es un espacio cultural dinámico. Cuenta con una galería que exhibe obras inspiradas en el universo de García Márquez y una residencia artística en alianza con la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del Atlántico. “Queremos que quienes nos visiten vivan la magia de Macondo a través del arte y la naturaleza”, comenta Fernández.

Casa Matiz también es un pionero en transición energética. Su mariposario opera con energía solar, demostrando cómo la biodiversidad y la sostenibilidad pueden coexistir en un entorno urbano. “Hemos implementado sistemas fotovoltaicos optimizados, creando un modelo accesible y responsable que promueve la democratización de la energía”, asegura Fernández.

Con iniciativas que integran arte, biodiversidad y sostenibilidad, Casa Matiz no solo rinde homenaje a la riqueza cultural y natural de Aracataca, sino que también inspira a otras comunidades a abrazar modelos más conscientes y justos.

Para quienes deseen visitar este paraíso macondiano, Casa Matiz está abierto al público en la calle España, en el centro histórico de Aracataca, ofreciendo una experiencia única donde la magia de las mariposas y la esencia de García Márquez cobran vida.

La cifra: 17 mil comunidades se han postulado como comunidades energéticas en Colombia

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