La historia de Sonia, la mujer plomero que ya tiene título profesional

Sonia Castro Vela es bogotana, tiene 33 años de edad y cerca de 12 ejerciendo el oficio de la plomería. 

Le contó a PUBLIMETRO que empezó por necesidad trabajando en una obra de construcción, ya que no tuvo otra opción y decidió tomarlo “por el momento”.

Inició como ayudante, ya que “no tenía ni el más mínimo conocimiento en el tema”, sin embargo, y luego de seis meses trabajando en una construcción de una casa quinta en Sopó (Cundinamarca), tuvo que quedarse liderándola junto con el ingeniero.

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«En aquella época ni siquiera tenía idea de lo que era un cincel y menos para qué servía. El ingeniero, que era mi jefe en ese entonces, me ayudó a entender este mundo y fue así como poco a poco me fui encariñando con el trabajo. Hoy en día creo que fue lo mejor que me pudo pasar en el ámbito laboral, es un arte muy bonito», afirma.

Con el tiempo fue cogiendo confianza en lo que hacía y cuenta que hasta se arriesgaba a hacer trabajos independientes.

Hoy en día trabaja en un reconocido centro comercial de la ciudad y obtuvo su título de plomero profesional gracias a un programa que desarrollan Pavco y el Sena desde 2007.

“Nosotros teníamos un supervisor, que ya no trabaja en el C.C., que nos dio la información que necesitábamos sobre el programa para acceder al curso”, recuerda.

«Me inscribí, pasé las pruebas de conocimiento y apliqué para ingresar al programa en el Sena. Fueron 60 horas, gracias a las cuales entendí que este oficio se rige por normas que todo plomero debe conocer y aplicar. Hoy tengo claro, por ejemplo, que además de los conocimientos técnicos, el respeto al cliente es muy importante, brindarle un buen servicio, ser honestos», afirma Sonia.

Al preguntarle por sus inicios en un oficio que es generalmente relacionado con los hombres, dice que sí fue un poco complicado, ya que le decían cosas negativas y dudaban de sus capacidades. “Sólo puedo decir que he debido sacar adelante trabajos pesados sin la necesidad de tener un hombre al lado», afirma.

En cuanto a su familia, “están muy orgulloso, aunque a veces dicen que puede ser muy pesado, pero se sienten orgullosos porque soy la única que tiene un reconocimiento de sus capacidades”, afirma.

Su esposo, quien tiene un taller de fundición de aluminio y bronce, ha sido su apoyo pero ella aclara que: «en la casa los trabajos de plomería los hago yo».

¿Qué viene ahora?

Los sueños de Sonia no paran. Quiere ser ingeniera hidráulica. “Tengo 33 años y siempre vi muy lejos esa oportunidad pero pienso que nunca es tarde para lograr sus metas, así suene como frase de cajón”, dice. “Quiero poner mi huella en lo que haga”.

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